(Versión en English)
Un creciente número de autoridades encargadas de las políticas consideran que la inclusión financiera —es decir un mayor acceso de toda la población de un país a servicios financieros— es una forma de fomentar el desarrollo económico y ponerlo al servicio de la sociedad. Más de 60 países han adoptado metas y estrategias nacionales de inclusión financiera. La apertura de cuentas bancarias para toda la población en India y el impulso a las plataformas de pagos móviles en Perú son tan solo dos ejemplos. Datos brindados por personas y empresas apuntan a que una ampliación del acceso a los servicios financieros sin duda marca una diferencia en lo que se refiere a inversión, seguridad alimentaria, resultados de salud y otros aspectos de la vida diaria. Nuestro estudio analiza los beneficios para la economía en su conjunto.
Llegamos a la conclusión de que una mayor inclusión financiera reporta beneficios económicos, hasta cierto punto, y que los países necesitan una supervisión bancaria de alta calidad cuando amplían el acceso al crédito.
Las ventajas tangibles de la inclusión
Los datos sobre los efectos económicos de la inclusión financiera son escasos. ¿Mejoran significativamente los niveles de vida, o es imperceptible el efecto de la inclusión financiera? ¿Qué disyuntivas presenta la inclusión financiera en cuanto a crecimiento y estabilidad? ¿Existen riesgos de que la inclusión financiera conduzca a una situación de “exceso de finanzas”? La crisis del microcrédito en India y la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos son ejemplos de inestabilidad provocada por un acceso más fácil al crédito.
En nuestro estudio analizamos la dimensión macroeconómica de la inclusión financiera, utilizando para ello datos mundiales de gran alcance de Financial Access Survey, Global Findex y otros nuevos conjuntos de datos. Los resultados indican que la ampliación de la inclusión financiera arroja beneficios económicos tangibles, como por ejemplo un mayor crecimiento del PIB.
¿Qué revelan los datos acerca del historial de la incidencia de inclusión financiera?
Persisten las brechas
A escala mundial se han registrado mejoras en materia de inclusión financiera, pero aún hay importantes deficiencias. El porcentaje de personas adultas que tienen cuentas bancarias ha aumentado de 50% a aproximadamente 60% a escala mundial entre 2011 y 2014. Pero unas 2.000 millones de personas adultas aún no están “bancarizadas”. Además, de la población que sí está bancarizada, casi un 40% no usa efectivamente sus cuentas, ya sea para realizar depósitos o para retirar dinero.
Estas tendencias ocultan diferencias persistentes e importantes entre países, regiones, personas y empresas. La inclusión financiera es alta en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en donde más de un 90% de la población participa en el sistema bancario, pero es notablemente más baja en los países en desarrollo, donde se sitúa en un 54%, siendo particularmente baja en Asia meridional y Oriente Medio.
A escala mundial, los hombres tienden a ser propietarios de cuentas un 5% más que las mujeres, y la probabilidad aumenta a 9% en los países en desarrollo. Los datos de encuestas también revelan que las empresas pequeñas tienden mucho más que las grandes a sentir que enfrentan restricciones financieras, con una diferencia de unos 10 puntos porcentuales.
Presentamos nuevos datos que ponen de manifiesto que las brechas de género son aun mayores en los ámbitos del liderazgo y la supervisión bancaria que en lo que se refiere a los usuarios de servicios financieros. Las mujeres ocupan menos del 20% de los puestos en los directorios de los bancos y menos de un 2% son ejecutivas principales de bancos. La proporción de mujeres en las juntas de supervisión bancaria también es baja, aproximadamente 17% en promedio.
Efectos en el crecimiento, la estabilidad y la desigualdad
Según nuestro análisis, los distintos tipos de acceso —cuentas, crédito, infraestructura, usuarias mujeres, usuarios de bajo ingreso— mejoran el crecimiento económico, pero solo hasta cierto punto. Estas ventajas de crecimiento se suman a las derivadas de la profundización financiera. Estudios anteriores han mostrado —con algunas salvedades— que los países han logrado tasas de crecimiento más altas cuando los sistemas financieros son más profundos. Nuestro análisis indica que la inclusión financiera da un impulso adicional al crecimiento una vez que se tiene en cuenta la profundidad. No obstante, los beneficios se reducen a medida que aumentan el acceso y la profundidad financieras.
Nuestro estudio asimismo muestra que los efectos en la estabilidad financiera derivados de una ampliación del acceso al crédito dependen de la calidad de la supervisión financiera del país. Para determinar la calidad tomamos las calificaciones de los países en los Principios Básicos de Basilea para la Supervisión Bancaria, obtenidas de los Programas de Evaluación del Sector Financiero (PESF) del FMI y el Banco Mundial. Cuando la supervisión es de alta calidad, la ampliación de acceso al crédito da lugar a un aumento de la estabilidad financiera, gracias a que el sector bancario acumula reservas saludables de capital y utilidades. Cuando la supervisión es de baja calidad, estas reservas disminuyen a medida que se amplía el acceso al crédito (vea el gráfico). Lo mismo sucede en lo que se refiere a estabilidad económica. Esto plantea un doble desafío para muchos países, ya que observamos también que la calidad de la supervisión tiende a ser deficiente precisamente en los países en los que la inclusión financiera es menor.
A diferencia del acceso al crédito, la estabilidad financiera no se deteriora significativamente con otras formas de inclusión financiera, como por ejemplo acceso a cuentas bancarias, sucursales y cajeros automáticos. Nuestros resultados hacen pensar que los países pueden ampliar estos servicios sin crear obstáculos para la estabilidad financiera.
También observamos que las brechas en la inclusión financiera están relacionadas con el fenómeno de la desigualdad económica, aunque esta relación para ser relativamente débil.
En resumen, la inclusión financiera puede ayudar a alcanzar varias metas macroeconómicas, aunque con ciertos límites. Y los beneficios de la inclusión disminuyen a medida que aumentan el acceso y la profundidad en el ámbito financiero. En particular, la ampliación del acceso al crédito puede comprometer la estabilidad si la supervisión es deficiente.